
Ya en el segundo tiempo, otra vez Palacio se pierde un gol increíble en el área chica, de media vuelta la había tirado afuera. Pero apareció el Mister: Juan Román Riquelme. El crack argentino agarró la pelota en mitad de cancha, se sacó a uno de encima, luego encaró por el borde del área rival, entre tres defensores amagó y sacó el latigazo. Golazo del 10 bostero. Delirio de las 10.000 almas xeneizes testigos de otra hazaña boquense, que merecían un Martín Fierro por la fe en que si se puede
Morel: cada día mejor, hay que nacionalizarlo. Nunca entrega una mal, tiene experiencia y calidad.
Cata Díaz: otro con perfil copero. Se lo necesita entero por que marca la diferencia. Anuló a López.
Ibarra: jugó, cubrió, colaboró y entregó todo. Otro soldado de primer nivel.
Banega: muy quieto. Le faltó imponer presencia. Se lo comieron entre Guiñazú y Cáceres.
Riquelme: la figura. En el primer tiempo organizó todo pero a Boca no se le daba. Luego tomó las riendas con una corajeada que valió doble. Es como el vino, cuanto más viejo mejor.
Palacio: apareció luego de intermitencias. Por fin demostró que se puede contar con él en las más difíciles.
Palermo: titán. Es como el sol, nadie lo ve pero siempre está. Dejó todo en la cancha, como siempre, y regaló una asistencia. Un ejemplo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario